viernes, 21 de julio de 2017

"Micromachismos"


"Antes era común que las compañías me dijeran: 'No te enfades, pero no me presentes candidatas, preferimos a un hombre para ese puesto'. Pese a ello, yo siempre las incluía, aunque para que las contrataran tuvieran que ser el doble de buenas".

Consuelo Castilla, socia y presidenta del grupo AdQualis

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Cuadernos violetas para dar voz a los 'micromachismos' que las extremeñas viven a diario

Logo de los Cuadernos Violeta

Se trata de una campaña para visibilizar las formas ocultas de violencia y los machismos sutiles que sufren las mujeres, y que promueve el Consejo de la Juventud de Extremadura.

"No sé cuántas veces, en las discotecas y pubs en los que había mucha gente, he notado que me tocaban el culo. Al volverme tan sólo me encontraba a un grupo de tíos con sonrisa estúpida y con la impotencia de que se creyeran con derecho a ello".

Es una de las historias de los 'Cuadernos Violeta'.Una ventana que muestra los machismos que las mujeres jóvenes extremeñas sufren a diario en la región por el simple hecho de ser mujeres. Una herramienta que ha puesto en marcha el Consejo de la Juventud de Extremadura para denunciar los múltiples tipos de sexismos que ellas sufren. Muchas veces machismos normalizados, comportamientos que la sociedad autoriza.

Los cuadernos son hojas en blanco que se entregan a ellas, a las extremeñas, para que de manera anónima (solo poniendo su edad) expliquen situaciones incómodas o discriminaciones que han vivido en alguna ocasión.

Puedes leer la noticia completa en:

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25 micromachismos para que reflexionéis y los detectéis más fácilmente



  1. Distinguir entre señorita y señora.
  2. Negarse en redondo a que una mujer te ceda el paso.
  3. La bebida fuerte para él (haced la prueba pidiendo un whisky solo y un batido de fresa).
  4. Camareros que te dicen guapa y preciosa.
  5. "Déjame que tú no sabes" Frases como esa o "quita que yo lo acabo más rápido" solo contribuyen a que ellas sigan haciendo lo que ellos también deben hacer. Mujer, no asumas que el resultado es siempre tu responsabilidad.
  6. El camarero le lleva la cuenta a él.
  7. Dominar con el silencio y así decidir cuándo y cómo se hablará de algo. Suele ir acompañado de un "eres una histérica" o un "estás exagerando", la guinda del pastel que se corresponde con el tópico de que la mujer es una sentimental e impulsiva incapaz de razonar.
  8. Saludar con dos besos a ella, pero darle la mano a él.
  9. Los pañales son cosas de mujeres. Los hombres aunque quieran no pueden porque ni siquiera hay un espacio donde puedan hacerlo.
  10. Manspreading.
  11. "Vaya modelito". En las bodas, en las graduaciones, en las entregas de premios, etc. se comenta solo la indumentaria de las mujeres y se realizan críticas muy duras a quien se sale de la norma. Por supuesto ellos irán cómodos y ellas embutidas y con tacones.
  12. "Sonríe que estás muy seria".
  13. Eres conocida, pero tu marido también. Cuando hablen de Silvia Abril mencionarán a su marido porque es conocido, lo mismo que pasa con Ana Pastor y Almudena Grandes. A veces llega al límite de presentarlas como "la pareja de" antes que utilizar cualquier mérito profesional.
  14. Llamar por el nombre y no por el apellido a una mujer. Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera frente a Susana y Soraya. Pocos titulares veréis con un "Mariano" a secas.
  15. Nombres distintos en las mismas profesiones.
  16. Las mujeres pagan menos en las discotecas. No es discriminación positiva, es tratar a las mujeres como ganado, ellas son el producto.
  17. "Hoy te han dejado de niñera". No es una niñera, es un padre, cuida a su hija porque es su responsabilidad y no porque hoy su mujer estaba ocupada.
  18. Comentar que una mujer no se ha depilado.
  19. Recurrir a tu padre, un novio o un amigo. Instalar un programa, colgar un cuadro o abrir un tarro no son tareas imposibles, la fuerza no es la clave.
  20. Uniformes con falda para ellas y pantalones para ellos.
  21. "Tan fuerte como Superman". Cuando se alaban habilidades de niños y niñas se tiende a usar modelos masculinos ¿acaso no hay mujeres fuertes o rápidas?
  22. Regalar cosas diferentes a niños y niñas.
  23. "Nenaza". Hacer algo como una mujer es un insulto, más claro agua.
  24. "Así no se comporta una señorita".
  25. "¿Y tú ya tienes novio?" es el "¿y tú para cuando?" de las bodas. El heteropatriarcado en todo su esplendor: niñas que tienen que pensar en buscar a su príncipe azul (princesa no vale) y no muy tarde.
Fuente:
feministailustrada.com

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"Jefes que piden a sus trabajadoras que limpien la oficina"

El superior de Berta pensó en ella y no en sus compañeros para "ayudar" a la encargada de la limpieza, que era en realidad la administrativa y que había pedido que contrataran a alguien para asumir la tarea extra:


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"Ahora, con un bebé, ¿cómo lo vas a hacer?"

A Lara y a su marido les ascendieron cuando esperaban un hijo, pero las reacciones que recibieron ella y él fueron muy diferentes:

"¿Estás loca?", "¿Ahora, con la que se te viene encima?", "¿Cómo lo vas a hacer?", "¿Estás segura?", "¿Yo no lo haría?", "¿Realmente es necesario?", "¿Para qué lo necesitas?", "Bueno, tú misma…", fueron algunos de los comentarios que hicieron a Lara.

"Enhorabuena!", "¡Te lo mereces!", "¡Un niño y director médico el mismo año!", "¡Este es tu año!", "Si necesitas ayuda cuenta conmigo…", fueron los comentarios que recibió su marido.


Puedes leerlo completo en:


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Micromachismos. Cómo nos explican las cosas los hombres

Interrupciones en las reuniones de trabajo, "olvido" de méritos y propuestas, invisibilidad 
en conferencias, infantilización. Actitudes sutiles catalogadas como neomachismo o micromachismos 
muestran que la discriminación persiste.

Paula Laborda, 19 años, estudiante de filología hispánica y militante en el Bloque Feminista. 
/ RAMÓN PALACIOS-PELLETIER

A Paula Laborda también le han hecho mansplaining unas cuantas veces. O, por mencionar otro comportamiento común, la han interrumpido cuando daba su opinión. "En las clases o en las asambleas, a las mujeres se nos escucha menos y a veces nos vemos obligadas a tener actitudes masculinizadas, como levantar la voz o pegar un puñetazo encima de la mesa para que se nos tome en cuenta", dice. Esta estudiante de filología de 19 años, que empezó a militar en el Bloque Feminista Estudiantil cuando llegó de su Zaragoza natal a la Universidad Complutense de Madrid, señala que es frecuente que los hombres monopolicen las conversaciones y levanten la voz por encima de la de las mujeres.
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El machismo, como el racismo, ha ido mutando. En el mundo occidental y desarrollado ya no es usual ese sexismo a voces que predicaba que las mujeres valen menos. Eso está mal visto. Hoy consiste en algo más soterrado, más sutil. "Los espacios de trabajo donde solo hay hombres ya son una excepción, o esa escena del franquismo en la que el hombre llegaba a casa y su esposa le ponía un coñac", señala Laura Nuño, directora de la cátedra de Género de la Universidad Rey Juan Carlos. "Pero los varones siguen manteniendo un espacio de privilegios que reproducen y perpetúan a través de lo que se está llamando neomachismo o micromachismos".

Micromachismos. Un término que el psicólogo argentino Luis Bonino empezó a utilizar en 1990 para describir un machismo "de baja intensidad", "suave", "cotidiano". Un concepto para referirse a ese más oculto que se ha extendido, pero que disgusta tanto a Nuño como a otras muchas expertas, que sostienen que el término micro minimiza el problema. "A nadie se le ocurriría decir microrracismo, por ejemplo", dice Nuño. "Es machismo, aunque, como estás constantemente expuesta a él en el proceso de socialización, lo naturalizas. Estamos en una cultura sexista, por eso es muy difícil que lo evidencies".

Sin embargo, cualquier mujer que analice su día a día va a detectar esos detalles machistas, reflexiona la abogada Sara Marquina, empleada en una compañía financiera desde hace 15 años. "Yo me canso de ver paneles y conferencias en los que los ponentes son únicamente hombres porque no se han molestado en buscar a ninguna mujer a pesar del buen número de profesionales potentes que hay", lamenta. "Y eso nos invisibiliza. La opinión de las mujeres se tiene menos en cuenta. He asistido a reuniones bochornosas en las que alguna de mis compañeras o yo hemos hecho alguna propuesta que ha sido ignorada y que, justo después, un hombre haya sugerido lo mismo y a él sí que se le haya escuchado. Me cansa también cuando un hombre te explica algo que no solo tú ya sabes, sino que probablemente manejes mejor que él. La última vez, ayer mismo, cuando un compañero quiso aclararme un asunto de seguros, algo que es mi especialidad y no la suya", relata la abogada.


Extractos del reportaje de María R. Sahuquillo, que puedes ver completo en:
El País Semanal

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"Deja que te explique qué es el mansplaining"




'The Holdout', de Norman Rockwell (fragmento)


¿Y de qué tratan tus libros? -Le preguntó un hombre a la escritora Rebecca Solnit durante una fiesta.

Solnit comenzó a hablarle del último que había escrito, pero el tipo la interrumpió para contarle lo que pensaba acerca de un libro "muy importante" que se había publicado ese mismo año sobre ese mismo tema. Por supuesto, se trataba del libro de Solnit. Una amiga de la escritora tuvo que decirlo tres o cuatro veces antes de que el tipo abandonara su intención de explicárselo detenidamente.

La autora recogió esta anécdota en un artículo de 2008 titulado "Men explain things to me" ("Los hombres me explican cosas"), en el que criticaba este hábito masculino de explicar cosas a las mujeres, con independencia de si se sabe algo del tema y usando por lo general un tono paternalista y condescendiente.

"Todas las mujeres saben de qué les estoy hablando", añadía, describiendo los efectos de un vicio que contribuye a que las mujeres intervengan menos en público y que las educa "en la inseguridad y en la autolimitación", al mismo tiempo "que ejercita el infundado exceso de confianza de los hombres". No es algo que solo afecte a una charla más o menos bienintencionada en una fiesta: como recuerda Solnit, es el mismo mecanismo que lleva a que muchos pongan en duda una acusación de malos tratos.

Este artículo se recogió en un conjunto de ensayos publicados en 2014, que ahora traduce al español la editorial Capitán Swing con el título de Los hombres me explican cosas. En una posdata al texto, incluida en el libro, Solnit recoge algunos de los comentarios que recibió, incluidos los de algunos hombres que insistían que esto no era algo exclusivo de un género. Insistían, escribe la autora, "en su derecho a desestimar las experiencias que las mujeres dicen que tienen".

Rebecca Solnit, escritora, historiadora y periodista estadounidense

Solnit cuenta que este artículo se difundió más que ningún otro que hubiera escrito antes. Es decir, su experiencia no era una excepción. Por ejemplo, poco después de publicarse su texto apareció una web titulada "Los académicos me explican cosas". También se acuñó el término mansplaining, palabra compuesta de man (hombre) y explain (explicar), que a veces se atribuye a la escritora y que sirve para etiquetar este fenómeno. Ella apunta que no tuvo nada que ver con su creación, a pesar de que fue su texto el que lo habría inspirado.

Según Know Your Meme, la palabra aparece por primera vez en un comentario de un blog publicado el 21 de mayo de 2008. En 2009 llegó a la web Urban Dictionary y en 2012, The Atlantic le dedicó un artículo en el que constataba que el uso del término estaba cada vez más extendido.

Este texto pertenece a la columna escrita por Jaime Rubio Hancock el 6 de septiembre de 2016
Puedes leerla completa en:

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